¿Qué es?
Se denomina hepatopatía alcohólica o etílica a la enfermedad hepática producida por el consumo excesivo de alcohol. No se trata de un único cuadro clínico, sino que pueden presentarse varias modalidades dependiendo de la cantidad de alcohol consumida, el tiempo durante el que se consuma y la susceptibilidad individual. Esquemáticamente hay tres grandes cuadros de enfermedad hepática producida por alcohol que, de menor a mayor, gravedad son: la esteatosis hepática alcohólica, la hepatitis alcohólica y la cirrosis etílica. En muchos pacientes aparecen las tres de manera consecutiva a lo largo de los años.
La esteatosis hepática etílica se produce por la ingestión excesiva de alcohol en un período que oscila entre semanas y, a veces, años. Consiste en un acúmulo de grasa en el hígado, a consecuencia de las alteraciones metabólicas que produce el alcohol. El paciente no tiene síntomas, frecuentemente cursa sin alteraciones analíticas y no afecta a la función hepática. Es reversible con el cese del consumo de alcohol. Algunos pacientes, aunque continúen consumiendo alcohol no desarrollan formas más graves de la enfermedad mientras que otros evolucionan hacia los otros dos cuadros.
La hepatitis alcohólica es un cuadro de evolución subaguda. Se considera que debe consumirse alcohol en cantidad excesiva al menos durante 5 años para llegar a desarrollar este cuadro. Es mucho más grave que la esteatosis. El paciente suele tener síntomas, existen alteraciones analíticas hepáticas y se afecta la función hepática. La gravedad es variable. Si cesa el consumo de alcohol, la enfermedad puede curarse, pero hay pacientes que fallecen y otros que pasan al tercer tipo de cuadro.
La cirrosis etílica consiste en la alteración de la estructura del hígado por los procesos de cicatrización (fibrosis) producidos en el hígado por efecto del consumo de alcohol, en general durante muchos años. Es irreversible. Aunque algunos pacientes están asintomáticos en las fases iniciales de la enfermedad, muchos tienen síntomas. Se producen alteraciones analíticas y se deteriora la función hepática. Muchos pacientes acaban falleciendo a consecuencia de la enfermedad.
¿Cuál es la causa?
La causa es el consumo excesivo de alcohol. En general se considera que un consumo superior a 80 gramos de alcohol al día en los varones y a 50 gramos en las mujeres es nocivo para el hígado y puede ser suficiente para que, con el paso del tiempo, aparezcan todas las enfermedades reseñadas en el apartado anterior.
Calcular los gramos de alcohol que una persona consume al día es muy fácil. Basta conocer la graduación de la bebida, la cantidad consumida y que la densidad del alcohol es de 0,80 gramos por centímetro cúbico. La graduación de una bebida es el porcentaje de alcohol que contiene con respecto al volumen total y ,obligatoriamente, debe ir especificado en el envase de la bebida con el signo º (grados) al lado. La cerveza tiene entre 4 y 6 º, por lo tanto, un litro de cerveza tendrá entre 40 y 60 c.c. de alcohol. En el caso de un vino de 13º el contenido de alcohol será de130 c.c. por litro y, si se trata de un licor de 40º, un litro contendrá 400 c.c. de alcohol. Para calcular la cantidad de alcohol (en gramos) basta con multiplicar los c.c. de alcohol por su densidad, es decir 0.8. Por ejemplo, si una persona consume un litro de vino de 13º al día, el cálculo será el siguiente: 130 x 0.8 = 104 gramos de alcohol. Un factor a tener en cuenta es el tiempo de consumo. Como orientación, se considera que debe consumirse excesiva cantidad de alcohol al menos durante 5 años para que se produzca daño hepático grave. No todas las personas que consumen alcohol en cantidad excesiva desarrollan enfermedad hepática grave. Hay un componente de susceptibilidad individual, aún no identificable, que hace que con la misma ingestión de alcohol unas personas desarrollen cirrosis y otras solamente esteatosis. No obstante, debe tenerse en cuenta que personas que no desarrollan enfermedad hepática pueden tener afectación grave por el alcohol de otros órganos tales como cerebro, páncreas, corazón o nervios periféricos.Hay que tener en cuenta que para desarrollar enfermedad hepática por alcohol no hace falta llegar a la ebriedad. Hay muchas personas que nunca llegan a ese punto y sencillamente consumen alcohol en las comidas y/o de modo «social» y que llegan a desarrollar cirrosis etílica.
¿Cuáles son los síntomas?
La esteatosis es siempre asintomática. Es detectable mediante ecografía hepática y el diagnóstico de certeza es por biopsia hepática. Muchos pacientes con daño hepático por alcohol, incluyendo a la esteatosis, tienen elevada en sangre una sustancia de origen hepático, la gamma-glutamil-transpeptidasa (GammaGT ó GGT), que es el marcador bioquímico más precoz de consumo excesivo de alcohol.
La hepatitis alcohólica grave suele cursar con síntomas de enfermedad general tales como cansancio, falta de apetito, malestar digestivo, dolor en el lado derecho del abdomen y, a veces, fiebre. Además pueden observarse datos más típicos de enfermedad hepática como color amarillo de la piel (ictericia), orina de color oscuro, acúmulo de líquido en el abdomen (ascitis) y alteraciones de la coagulación, entre otras. Algunos de estos pacientes fallecen por deterioro progresivo de la función hepática o por complicaciones, sobre todo infecciosas.
Hay pacientes que presentan hepatitis alcohólica de menor intensidad que permanecen asintomáticos o con síntomas como los descritos pero más leves, aunque el daño hepático es progresivo y muchos acaban desarrollando cirrosis.
La cirrosis puede ser asintomática en sus fases iniciales. Posteriormente da síntomas generales o se manifiesta por sus complicaciones: color amarillo de la piel (ictericia), hemorragia digestiva, acúmulo de líquido en el abdomen (ascitis), cambios en la conducta y en el nivel de consciencia y desnutrición, fundamentalmente. Además los pacientes pueden tener síntomas derivados de la toxicidad del alcohol en otros órganos.
¿Cómo se diagnostica?
El médico realiza el diagnóstico basándose en la historia de consumo de alcohol, la exploración física, análisis hepáticos, ecografía abdominal y, en muchos casos, es necesaria la realización de una biopsia hepática para obtener el diagnóstico definitivo.
¿Cómo se trata?
El único tratamiento eficaz es el abandono del consumo de alcohol. Si existe dependencia alcohólica la suspensión del consumo precisa de ayuda psiquiátrica. La supresión del consumo del alcohol permite la curación de la esteatosis y, en muchos casos, de la hepatitis alcohólica; cuando existe cirrosis, da lugar a una mejoría de la función hepática, aunque la cirrosis es irreversible. Dependiendo del grado de deterioro de la función hepática, estos pacientes podrán llevar luego una vida normal o, por el contrario, precisar un trasplante hepático para evitar el fallecimiento a causa de complicaciones de la cirrosis. silimarina (legalon, silarine)
2008
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